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domingo, 25 de julio de 2010

La danza se queda en la calle


La danza se queda en la calle

Más allá de los eventos puntuales hay un sector con logros y carencias

Han sido bien intensas las últimas semanas en el ámbito de la danza con la XXVI edición del Festival de Jóvenes Coreógrafos, realizado del 7 al 11 de julio, y el segundo Viva Nebrada que cierra hoy, sin contar las funciones de Carmen del Ballet Teresa Carreño, tanto en Caracas como en Coro este fin de semana. Pero más allá de la afortunada coyuntura ¿Qué pasa con la danza venezolana? ¿Qué tipo de propuestas se están presentando? ¿Qué hacen los coreógrafos y bailarines? Algunos actores del sector ofrecen su balance.
Carlos Paolillo, crítico y docente de la Universidad de las Artes, percibe que al menos en el último decenio, la actividad y movimiento dancístico se ha mantenido, los bailarines se forman y desarrollan su arte y los coreógrafos generan ideas para la escena, "la creación no se detiene". No obstante, detecta que ha habido un debilitamiento institucional de las iniciativas privadas de la danza, en contraste con un fortalecimiento de las estatales. Aplaude proyectos como la Compañía Nacional de Danza y la Universidad de las Artes, pero siente que debe haber un equilibrio.

El también periodista saca de esta tendencia al Ballet Teresa Carreño que, a pesar de ser consistente con la línea de rescatar los clásicos del ballet, en desmedro del neoclásico desarrollado por Vicente Nebrada, no tiene una actividad que responda al respaldo estatal que recibe. Paolillo recuerda que el BTC es la única compañía de ballet que está activa, "el Ballet Nuevo Mundo cambió su perfil y el Ballet Contemporáneo de Caracas desapareció".

La movida escénica, según Paolillo, ha marcado algunas pautas. "En el ámbito de la danza contemporánea hay una vuelta a la concepción abstraccionista del movimiento, a diferencia de la visión de los 80, cuando había una búsqueda más vinculada con la expresión dramática". Asimismo, las propuestas, según el experto, intentan una sintonía con lo audiovisual y con espacios -y públicos- no convencionales.

Carlos Paolillo percibe que sigue habiendo una necesidad en los artistas de explorar escenarios foráneos, pero "cuando te vas decepcionado, frustrado, porque no consigues espacio, allí está el problema".

Desde el cuerpo
Inés Rojas de Neodanza opina que la principal fortaleza de la danza venezolana está en sus bailarines, "buenos ejecutantes, con buena técnica... quizás falta capacidad de propuestas, más experiencias, con compañías, coreógrafos, que le permitan puestas más interesantes, profundas".

La también profesora de la Universidad de las Artes percibe que no hay trabajo para tanta gente, ni para los bailarines consolidados ni para los jóvenes que egresan de la Academia. "La fuga de talentos quizás sea lo mejor porque les permite seguir desarrollándose; lo peor es la cantidad de bailarines que están inactivos, en otras cosas".

No puede oponerse a una Universidad exclusiva para las artes, pero piensa que no es suficiente, hacen falta otros espacios. En torno a la Compañía Nacional de Danza, también la respalda, pero resalta que esta no puede captar a todos los bailarines. Además, cuestiona el hecho de que "todos los recursos sean para la CND y los demás no existimos".

El vaso medio vacío
José Antonio Blasco, crítico y gerente de programación de Cultura Chacao, dice que odia sonar pesimista, pero, "la danza, en lo profesional, la formación y la sostenibilidad de las compañías, está muy débil". A juicio del entrevistado no hay un apoyo sostenido y justo por parte del Estado y la empresa pivada, al arte.

"Tenemos la Compañía Nacional de Danza que puede crear la ilusión de que el Estado apoya, pero en el ámbito privado los creadores y bailarines están desasistidos, hay compañías como el Ballet Contemporáneo que han optado por cerrar. Por otra parte, el Ballet Teresa Carreño no tiene la presencia ni el brillo de otros años", comenta.

Blasco valora el esfuerzo de maestros como Stella Quintana (Fundación Ballet de las Américas) que se han empeñado en seguir formando bailarines y algunos han tenido éxito en competencias internacionales.

Frente a la falta de convocatorias o festivales importantes surgen iniciativas como el Viva Nebrada, mas el crítico apunta que no es representativo de lo que ocurre con la danza local. "Donde ha habido más apoyo estatal es en la danza tradicional, lo cual acelebro, pero el apoyo al neoclásico, contemporáneo y otras manifestaciones, es precario y poco sostenido. Hay una ausencia de una política cultural que respete la independencia y creatividad de los creadores".

José Antonio Blasco nota que a pesar de la violencia y hostilidad de las calles, éstas se han convertido en espacio de algunas propuestas. "Ante infraestructuras parcializadas como el Teresa Carreño, la calle es una alternativa. Se ha avanzado en la improvisación, que es una técnica compleja".

Para el especialista hay una crisis mundial en el ámbito creativo, generada, por ejemplo, por la desaparición de grandes referentes como Pina Bausch, y eso toca el ámbito nacional. Sin embargo, valora la diversidad en las propuestas locales, "cada quien busca expresarse desde su ámbito, lo abtsracto, lo figurtaivo, el color, la tecnología...".

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